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Mostrando entradas de marzo 21, 2021

La ofensiva y la defensiva antes de la I Guerra Mundial

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  Los ejércitos que más atención habían prestado al desarrollo de una doctrina propia eran el francés y el alemán, que constituían los modelos a imitar por el resto de sus coetáneos. La influencia militar francesa, especialmente, era la dominante en casi toda Europa, aunque las ideas alemanas comenzaron a estudiarse con gran interés, especialmente a partir de la derrota francesa ante los prusianos en 1871. Sin embargo, antes de la Primera Guerra Mundial, alemanes y franceses (y sus imitadores) tenían muchos puntos comunes. Antes de la Primer Guerra Mundial, la defensiva era una modalidad de combate muy poco apreciada en ninguno de los ejércitos europeos. La defensiva, todavía hoy, es una modalidad de combate en la que la iniciativa queda en manos del adversario, por lo que no puede conducir a resultados definitivos: un ejército en defensiva no puede vencer, más que de forma local y temporal. Además de ello, la actitud defensiva se asociaba en esa época a la idea de falta de decisión, c

La organización de los ejércitos antes de la I Guerra Mundial

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  Desde la generalización del ‘principio divisionario’ durante las guerras napoleónicas, los Ejércitos occidentales habían ido consolidando un sistema en el que la División era la Gran Unidad táctica fundamental. Agrupando un número variable de Divisiones, junto con algunos elementos de apoyo dependientes de la misión, se constituían los Cuerpos de Ejército y éstos se agrupaban en Ejércitos. La Caballería estaba normalmente separada de la Infantería, y agrupada en Divisiones o Incluso Cuerpos de Ejército de Caballería, y las Divisiones de Infantería mantenían únicamente pequeños contingentes de Caballería en misiones de reconocimiento y seguridad. Las Brigadas tanto de Caballería como de Infantería eran unidades compuestas de medios de un solo Arma, siendo la División la primera Unidad que englobaba elementos de varias Armas. Tanto las Divisiones de Infantería como las de Caballería integraban un número variable en entidad y capacidades de unidades de Artillería e Ingenieros. En genera

El mando y control antes de la I Guerra Mundial

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  Los sistemas de Mando y Control de los ejércitos en 1914 habían progresado notablemente en ciertos aspectos con respecto a sus antecesores. La tecnología había permitido la aparición de nuevos medios de enlace, como el telégrafo, el teléfono o la radio. El sistema de Estados Mayores había alcanzado un desarrollo importante, convirtiéndolos en eficaces auxiliares de los Generales. Sin embargo, el crecimiento poblacional e industrial que trajeron las mejoras en la medicina y la Revolución Industrial, añadidos a los sistemas de servicio militar obligatorio, se habían traducido en un enorme crecimiento de los ejércitos. Desde mediados del siglo XIX, estos habían ido aumentando progresivamente en tamaño, hasta llegar a ser difícilmente manejables: como ejemplo, la  Grande Armée  con la que Napoleón había partido a la campaña de Rusia contaba con 600.000 hombres, articulados en seis Cuerpos de ejército; en agosto de 1914, el ejército francés antes de la movilización alcanzaba los 882.907 e

La logística antes de la I Guerra Mundial

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  Pese a la mejora experimentada a lo largo del siglo XIX, la logística era pobre. Las limitaciones de los medios logísticos se pusieron especialmente de manifiesto cuando la realidad del combate de 1914 demostró los defectos de los cálculos logísticos de tiempo de paz. En esencia, el modelo de apoyo logístico de todos los contendientes se organizaba sobre el modelo empleado por los prusianos en 1870, con pequeñas variaciones locales. Este modelo se articulaba en tres escalones: junto con los Batallones avanzaba un tren logístico, encargado de proporcionar el abastecimiento inmediato a las unidades. Estos trenes eran reabastecidos diariamente por el segundo escalón logístico, que transportaba los suministros desde la cabecera de ferrocarril que abastecía a cada Cuerpo de Ejército. El transporte por medio del ferrocarril entre la base logística del Ejército y la estación que servía de cabecera logística a cada Cuerpo era la responsabilidad del tercer escalón logístico. En realidad, este

Los ingenieros antes de la I Guerra Mundial

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El final del siglo XVII y el XVIII suponen un momento de esplendor para la fortificación (y, en consecuencia, de los asedios). Por este motivo, los ejércitos europeos se vieron en la necesidad de disponer de  especialistas,  capaces de abordar la construcción de las complejas fortalezas abaluartadas y la no menos compleja labor de tomarlas. No es sorprendente que la creación de los Cuerpos de Ingenieros occidentales date de este periodo histórico (Francia en 1690, España en 1710, Reino Unido en 1716…). Para entender la importancia de las fortificaciones, hay que citar brevemente las características de los ejércitos europeos de la época: el ejército típico de ese periodo histórico era ‘profesional’ (mercenario), por lo que su costo de mantenimiento era elevado, obligando a que su tamaño fuera pequeño. El mercenario no participaba de los frutos de la victoria, y es difícil pensar que estuviera dispuesto a asumir excesivos riesgos por un sueldo muy modesto. Sus valores morales y su lealta

La artillería antes de la I Guerra Mundial

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  Prácticamente hasta los primeros años de la Gran Guerra, la Artillería empleaba esencialmente el tiro directo, a distancias muy cortas (1500 a 2000 m.),  desplegaba entre los intervalos de la Infantería y tiraba a través de ellos, o desplegaba directamente unos centenares de metros a vanguardia de ésta. Su función básica era batir a las masas de Infantería enemiga o bien destruir fortificaciones en asedios: en realidad, era un Arma auxiliar, destinada a aumentar el poder de fuego de la Infantería propia. Sin embargo, ya desde las Guerras Napoleónicas, el fuego concentrado de Artillería era en muchos casos un elemento decisivo en el combate. Sin embargo, a mediados del siglo XIX la Artillería de Campaña se encontró en una situación muy difícil: la introducción de los nuevos fusiles rayados hizo que el alcance de la Artillería en tiro directo (alrededor de los 1000-1500 metros) fuese muy similar al de la Infantería dotada de fusiles rayados, mientras que su cadencia de tiro era notoria

La caballería antes de la I Guerra Mundial

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La doctrina de la Caballería antes de 1914 era sensiblemente similar a la utilizada durante las Guerras Napoleónicas. La Caballería se dividía en dos grandes grupos: la Caballería Ligera, dedicada a la exploración (estas unidades constituían ‘los ojos’ del Ejército) y a proporcionar seguridad (mediante la información, pero también realizando acciones encaminadas a retardar o canalizar el avance enemigo hasta que las tropas propias pudiesen reaccionar) y la Caballería Pesada, empleada fundamentalmente para perseguir a un enemigo en fuga o para provocar el colapso final de unidades enemigas ya quebrantadas, mediante el empleo de su forma favorita de acción, la  carga . Sin embargo, no puede decirse que la Caballería fuese ajena a las consecuencias de los avances en la potencia de fuego de los contendientes: sin perder su forma tradicional de combatir, la Caballería se fue dotando de fusiles (denominados, en general ‘tercerolas’, algo más cortos que los de la Infantería, para facilitar el

La infantería antes de la I Guerra Mundial

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Hasta la Primera Guerra Mundial la Infantería se articulaba en unidades a pie y dotadas de armamento homogéneo: fusiles con bayoneta. De ahí lo acertado de las denominaciones de sus unidades como ‘de fusileros’. Todavía en los años inmediatamente anteriores a la Gran Guerra, los Ejércitos europeos seguían considerando que la Infantería actuaría de un modo básicamente similar al que había empleado en tiempos de Napoleón: desplazándose en columnas y desplegando en formaciones más o menos abiertas para el ataque. La organización general de las unidades de Infantería en ataque contemplaba dos tipos de fuerzas distintas: unas avanzadillas compuestas de tiradores (la ‘Infantería ligera’ tradicional) que avanzaba en formaciones muy abiertas a vanguardia del grueso de las unidades, con la misión de hostigar a la fuerza enemiga, desorganizarla en lo posible y obstaculizar su despliegue. Tras esta pantalla de cobertura avanzaba el grueso de la Infantería (la ‘Infantería de línea’, llamada así po