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I Guerra Mundial: La batalla metódica aliada

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Los primeros intentos para recuperar la ofensiva revelaron de forma indiscutible que la potencia de fuego del defensor impedía casi por completo los ataques de Infantería ‘tradicionales’, ya fuera en orden abierto o cerrado. Como ejemplo, los ataques británicos en Loos en septiembre de 1915, realizados por dos divisiones empleando formaciones en orden abierto, pero con muy reducido apoyo artillero, se saldaron con bajas de 385 Oficiales y 7.861 de Suboficiales y tropa en los doce Batallones británicos empleados (con unos diez mil hombres en total), en apenas tres horas y media de combate, y sin apenas bajas por el bando alemán (a efectos de comparación, más bajas que las sufridas por ambos bandos el ‘Día-D’ del desembarco de Normandía en 1944). El episodio de Loos demostraba la insuficiencia del orden abierto por sí solo ante el incremento de la potencia de fuego en el campo de batalla. Para solventar este problema se buscó disminuir la potencia de fuego de la defensa mediante un fuert

I Guerra Mundial: Estancamiento

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  Cuando se habla de la Primera Guerra Mundial, la imagen que se viene a la mente es la de las embarradas trincheras de Flandes, las máscaras de gas y la ‘tierra de nadie’. La Primera Guerra Mundial es la ‘guerra de trincheras’ por excelencia. Sin embargo, los inicios de la Primera Guerra Mundial se caracterizaron por la movilidad: los Ejércitos contendientes realizaron las ágiles maniobras que se habían previsto, a velocidades superiores a las de los Ejércitos napoleónicos. No obstante, el número de bajas se reveló extraordinariamente elevado: por ejemplo, el Ejército austríaco perdió entre julio y diciembre de 1914 casi 900.000 hombres, cuando su plantilla de paz apenas superaba los 400.000. Para marzo de 1915, las pérdidas superaban los dos millones. Alemanes y franceses perdieron cerca de 250.000 hombres por cada bando solo en el primer mes de combate en el frente occidental…  A lo largo de estos periodos iniciales, todavía hubo muchas unidades que optaron por el orden cerrado, esp

La ofensiva y la defensiva antes de la I Guerra Mundial

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  Los ejércitos que más atención habían prestado al desarrollo de una doctrina propia eran el francés y el alemán, que constituían los modelos a imitar por el resto de sus coetáneos. La influencia militar francesa, especialmente, era la dominante en casi toda Europa, aunque las ideas alemanas comenzaron a estudiarse con gran interés, especialmente a partir de la derrota francesa ante los prusianos en 1871. Sin embargo, antes de la Primera Guerra Mundial, alemanes y franceses (y sus imitadores) tenían muchos puntos comunes. Antes de la Primer Guerra Mundial, la defensiva era una modalidad de combate muy poco apreciada en ninguno de los ejércitos europeos. La defensiva, todavía hoy, es una modalidad de combate en la que la iniciativa queda en manos del adversario, por lo que no puede conducir a resultados definitivos: un ejército en defensiva no puede vencer, más que de forma local y temporal. Además de ello, la actitud defensiva se asociaba en esa época a la idea de falta de decisión, c

La organización de los ejércitos antes de la I Guerra Mundial

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  Desde la generalización del ‘principio divisionario’ durante las guerras napoleónicas, los Ejércitos occidentales habían ido consolidando un sistema en el que la División era la Gran Unidad táctica fundamental. Agrupando un número variable de Divisiones, junto con algunos elementos de apoyo dependientes de la misión, se constituían los Cuerpos de Ejército y éstos se agrupaban en Ejércitos. La Caballería estaba normalmente separada de la Infantería, y agrupada en Divisiones o Incluso Cuerpos de Ejército de Caballería, y las Divisiones de Infantería mantenían únicamente pequeños contingentes de Caballería en misiones de reconocimiento y seguridad. Las Brigadas tanto de Caballería como de Infantería eran unidades compuestas de medios de un solo Arma, siendo la División la primera Unidad que englobaba elementos de varias Armas. Tanto las Divisiones de Infantería como las de Caballería integraban un número variable en entidad y capacidades de unidades de Artillería e Ingenieros. En genera

El mando y control antes de la I Guerra Mundial

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  Los sistemas de Mando y Control de los ejércitos en 1914 habían progresado notablemente en ciertos aspectos con respecto a sus antecesores. La tecnología había permitido la aparición de nuevos medios de enlace, como el telégrafo, el teléfono o la radio. El sistema de Estados Mayores había alcanzado un desarrollo importante, convirtiéndolos en eficaces auxiliares de los Generales. Sin embargo, el crecimiento poblacional e industrial que trajeron las mejoras en la medicina y la Revolución Industrial, añadidos a los sistemas de servicio militar obligatorio, se habían traducido en un enorme crecimiento de los ejércitos. Desde mediados del siglo XIX, estos habían ido aumentando progresivamente en tamaño, hasta llegar a ser difícilmente manejables: como ejemplo, la  Grande Armée  con la que Napoleón había partido a la campaña de Rusia contaba con 600.000 hombres, articulados en seis Cuerpos de ejército; en agosto de 1914, el ejército francés antes de la movilización alcanzaba los 882.907 e

La logística antes de la I Guerra Mundial

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  Pese a la mejora experimentada a lo largo del siglo XIX, la logística era pobre. Las limitaciones de los medios logísticos se pusieron especialmente de manifiesto cuando la realidad del combate de 1914 demostró los defectos de los cálculos logísticos de tiempo de paz. En esencia, el modelo de apoyo logístico de todos los contendientes se organizaba sobre el modelo empleado por los prusianos en 1870, con pequeñas variaciones locales. Este modelo se articulaba en tres escalones: junto con los Batallones avanzaba un tren logístico, encargado de proporcionar el abastecimiento inmediato a las unidades. Estos trenes eran reabastecidos diariamente por el segundo escalón logístico, que transportaba los suministros desde la cabecera de ferrocarril que abastecía a cada Cuerpo de Ejército. El transporte por medio del ferrocarril entre la base logística del Ejército y la estación que servía de cabecera logística a cada Cuerpo era la responsabilidad del tercer escalón logístico. En realidad, este