I Guerra Mundial: La batalla metódica aliada
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Los primeros intentos para recuperar la ofensiva revelaron de forma indiscutible que la potencia de fuego del defensor impedía casi por completo los ataques de Infantería ‘tradicionales’, ya fuera en orden abierto o cerrado. Como ejemplo, los ataques británicos en Loos en septiembre de 1915, realizados por dos divisiones empleando formaciones en orden abierto, pero con muy reducido apoyo artillero, se saldaron con bajas de 385 Oficiales y 7.861 de Suboficiales y tropa en los doce Batallones británicos empleados (con unos diez mil hombres en total), en apenas tres horas y media de combate, y sin apenas bajas por el bando alemán (a efectos de comparación, más bajas que las sufridas por ambos bandos el ‘Día-D’ del desembarco de Normandía en 1944). El episodio de Loos demostraba la insuficiencia del orden abierto por sí solo ante el incremento de la potencia de fuego en el campo de batalla. Para solventar este problema se buscó disminuir la potencia de fuego de la defensa mediante un fuert