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I Guerra Mundial: Conclusiones

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  La Gran Guerra es el primer conflicto ‘moderno’. Por primera vez se ponen en ejecución conceptos como la ‘guerra total’ (la implicación absoluta de todos los medios de una sociedad para sostener el conflicto, sin importar su coste), las máquinas toman un papel preponderante en el combate, y la potencia industrial y económica de los diferentes Estados es directamente proporcional a su capacidad militar. Estas características influyeron en aspectos determinantes de las sociedades de la época (como en el trabajo femenino – pues las mujeres tuvieron que reemplazar a los hombres en las fábricas -, la popularización de los vehículos de motor o el inicio del desarrollo de la aviación, entre otros muchos). Desde el punto de vista doctrinal, la Gran Guerra supuso un cambio radical en la organización y forma de combatir de los Ejércitos, cambio que llega, en diversos grados, hasta nuestros días. Si la organización y las tácticas de los Ejércitos de 1914 eran herederas directas de las aplicadas

I Guerra Mundial: Tácticas ofensivas contra tácticas defensivas

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  El primer choque real entre el sistema ofensivo aliado y el nuevo sistema defensivo alemán se produjo durante la ofensiva aliada de la primavera de 1917, con resultados dispares. La ofensiva británica en Arras (un esfuerzo de apoyo a una operación mayor llevada a cabo por el Ejército francés) tuvo un éxito importante, dentro de las limitaciones que el propio plan imponía, especialmente sus modestos objetivos, consistentes simplemente en atraer a las reservas alemanas para facilitar la ofensiva francesa sobre el Aisne. En esta ocasión, los británicos emplearon 2,5 millones de proyectiles en un frente de sólo 24 km, asignado al Cuerpo de Ejército canadiense, con cinco Divisiones de Infantería. La densidad de Artillería era de más de un obús pesado por cada 20 m. de frente y un cañón de campaña por cada 10 m. La ofensiva había sido precedida de innumerables ensayos previos, de forma que la Infantería canadiense estaba perfectamente adiestrada en marchar tras la barrera artillera. La Art

I Guerra Mundial: Evolución de la defensiva

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  Inicialmente, el tipo de tácticas defensivas adoptadas reflejaban fundamentalmente el temor a que la poco instruida tropa de leva se desmoralizase, lo que llevaría al colapso de sus unidades. Todos los Ejércitos beligerantes suponían que un éxito inicial del enemigo podría ocasionar una reacción de pánico que llevase a una huida, por lo que los Ejércitos eran muy reacios a ceder ninguna porción de terreno. Además de ello, se consideraba que si se permitía ceder terreno a una unidad, ésta no lucharía con tenacidad, hasta el punto que la autorización para ceder voluntariamente terreno se consideraba casi una incitación a la cobardía. Tras su fracaso en el Marne, y debido a la necesidad de hacer frente a los rusos en el Este, el Ejército alemán en el frente occidental adoptó una actitud defensiva. En consecuencia, comenzó a crear un sistema de fortificaciones de campaña para conservar el terreno ganado, con el fin de reanudar la ofensiva cuando se dispusiese de las tropas implicadas en

I Guerra Mundial: El carro de combate

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  En 1916 aparece el carro de combate. La invención del carro responde a la búsqueda de una solución basada en la tecnología para superar el obstáculo que representaba la combinación en defensiva de fuego y fortificación. Es importante recordar que el carro de combate nace como una respuesta ‘a medida’ para solucionar un problema muy específico: proteger a la Infantería mientras cruza la ‘tierra de nadie’ y combate en la posición defensiva, destruyendo las alambradas y los nidos de ametralladoras supervivientes al bombardeo artillero, para, una vez alcanzada la ruptura, permitir su explotación por la Caballería. Es decir, el carro de combate no nace para reemplazar a la Caballería, sino para abrirle paso en los pocos kilómetros que constituían la posición defensiva. El papel asignado al carro de combate en el momento de su invención permite comprender las razones de muchas de sus características iniciales: son lentos (están pensados para avanzar al paso de la Infantería), su autonomía

I Guerra Mundial: La opción alemana

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  Por su parte, los alemanes no podían adoptar el esquema aliado. A diferencia de los aliados, el tiempo jugaba en contra de Alemania, por lo que su única posibilidad de victoria residía en una batalla decisiva. Por ello, los alemanes necesitaban no sólo romper el frente aliado, sino penetrar profundamente en el dispositivo defensivo aliado para asestar un golpe definitivo, bien fuera ocupando zonas industriales clave, centros de decisión políticos, puertos esenciales… o consiguiendo aislar y destruir contingentes tan grandes de los Ejércitos aliados como para forzar un tratado de paz favorable. Esto no era posible aplicando la ‘bataille conduite’.  Sin embargo, como se ha comentado, los sistemas de mando y control existentes no permitían controlar a las unidades más allá de las primeras trincheras enemigas. La solución alemana es la opuesta a la centralización aplicada por los aliados: los alemanes prefieren dirigir a sus tropas mediante ‘directivas’, órdenes muy generales que dejan a

I Guerra Mundial: La batalla metódica aliada

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Los primeros intentos para recuperar la ofensiva revelaron de forma indiscutible que la potencia de fuego del defensor impedía casi por completo los ataques de Infantería ‘tradicionales’, ya fuera en orden abierto o cerrado. Como ejemplo, los ataques británicos en Loos en septiembre de 1915, realizados por dos divisiones empleando formaciones en orden abierto, pero con muy reducido apoyo artillero, se saldaron con bajas de 385 Oficiales y 7.861 de Suboficiales y tropa en los doce Batallones británicos empleados (con unos diez mil hombres en total), en apenas tres horas y media de combate, y sin apenas bajas por el bando alemán (a efectos de comparación, más bajas que las sufridas por ambos bandos el ‘Día-D’ del desembarco de Normandía en 1944). El episodio de Loos demostraba la insuficiencia del orden abierto por sí solo ante el incremento de la potencia de fuego en el campo de batalla. Para solventar este problema se buscó disminuir la potencia de fuego de la defensa mediante un fuert